—Estás bien, españolito —dijo— estás muy bien. —Gracias. Falcó se arrodilló y le introdujo los dedos en el sexo. Ella sonreía. —Dime puta. —Puta. Se intensificó la sonrisa obscena. —Ahora dime puerca. —Puerca. Quiso tumbarla de espaldas en la alfombra pero se le escabulló, riendo. Después se dio la vuelta, poniéndose a cuatro patas. Los senos germánicos colgaban grandes y pesados. Sólo faltaba música de Wagner. —Házmelo por detrás —ordenó ella.
Muchas gracias, Maramgo. Tu buen gusto es incuestionable. Sólo recordar que sucio/a viene del latín: Del lat. succĭdus, jugoso...
ResponderEliminarMe encanta la relación entre jugoso y sucio.
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