—Estás bien, españolito —dijo— estás muy bien. —Gracias. Falcó se arrodilló y le introdujo los dedos en el sexo. Ella sonreía. —Dime puta. —Puta. Se intensificó la sonrisa obscena. —Ahora dime puerca. —Puerca. Quiso tumbarla de espaldas en la alfombra pero se le escabulló, riendo. Después se dio la vuelta, poniéndose a cuatro patas. Los senos germánicos colgaban grandes y pesados. Sólo faltaba música de Wagner. —Házmelo por detrás —ordenó ella.
Que culos!!! me declaro fan incondicional de los culos bonitos!!! Sin duda es donde van las manos siempre... al culo!! digo .. al pan :P
ResponderEliminarEstimada mimi**:
ResponderEliminarMe alegra mucho verle por aquí. Y me alegraría más si viera su... elegante porte.
Cariñosos saludos.