Mujer en la noche Tengo miedo a la noche; son tan largas las horas y tan grande mi lecho… sólo sueño contigo los momentos conscientes, pero no cuando duermo. Y al despertar, de pronto, desperezo las manos hacia ti, y no te encuentro. Regresas a mi mente, y tu ausencia es temor, soledad tu silencio. ¿De qué me sirve el ángulo de los muslos abiertos, qué las dobles curvas de caderas y senos, si sólo te presentas como sombra en la sombra, si sólo te aprisionan mi idea y mi deseo? No quiero hacer yo misma cuanto debieras tú, le falta voz y aliento a mi mano, y el rito de los roces sedosos, imprevistos o nuevos, le faltan tus sudores, tu gemido, el misterio de lo que tantas veces has creado en mi carne, y que parece siempre tan actual, tan inédito. Cuando despierto y somos yo orfandad y tú ausencia, cuando el hambre del sexo me sacude en temblores, y me grita lujurias, tengo miedo de hacerlo, porque nunca es más honda, más triste, más doliente, la soledad que l...