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Mostrando entradas de septiembre, 2018

La mujer mala. Petrus Alfonsi - Disciplina Clericalis

http://webs.advance.com.ar/pfernando/DocsIglMed/pedro_alfonso_DC.html Un filósofo dijo a su hijo: " Tú puedes seguir a un escorpión y a un dragón, pero no sigas a una mujer mala". Otro filósofo: "Ruega a Dios que te libere del dominio de las mujeres malas, y cuídate para no dejarte agarrar". Se cuenta de no sé qué filósofo, quien, pasando por un lugar donde un pajarero había tendido sus redes para atrapar pájaros, vio a una mujer divirtiéndose con él. Le dijo: "Tú que tratas de atrapar pájaros, ten cuidado de no convertirte en un pajarito preso en los hilos de esta mujer". Un discípulo dijo a su maestro: "He leído que en sus obras los filósofos recomiendan al hombre de cuidarse de las malicias de una mujer perversa. Y Salomón en sus Proverbios, dijo la misma cosa. Pero si tú tienes en la memoria alguna fábula o algún proverbio sobre esta maldad, quisiera que me instruyas contándomelo". Y el maestro dijo: "Con mucho gusto. Yo temo, si

Chica mala.

Yo quiero que otra buena noche me recuerdes lo que me hacías. Quiero verte otra vez, y que vuelva a pasar. Sabes bien que quizás yo me quiera desquitar. Eres mala como el diablo loba en piel de cordero. Se me acaban las palabras para echarte los perros. Eres mala como el diablo y por eso eres tan buena. Se me acaban las palabras tengo la histeria en pecho.

La vida sexual de Catherine M. (Al aire libre)

Al aire libre Si oyese decir de mí «folla como respira», asentiría tanto mas gustosa cuanto que la expresión podría entenderse en su sentido propio. Mis primeras experiencias sexuales, y muchas otras posteriores, estuvieron situadas en entornas que inducen a pensar que el oxígeno actúa sobre mí como un afrodisíaco. Siento mi desnudez mas completa al aire libre que en un recinto cerrado. Cuando un fragmento de piel —el hueco de los riñones, pongamos— percibe cualquier temperatura ambiente que no sea la normal, el cuerpo deja de entorpecer el aire que entonces lo atraviesa y lo hace mas abierto, mas receptivo. Cuando la atmósfera que abraza el vasto mundo se adhiere como lo harían mil ventosas a la superficie de mi piel, mi vulva también parece aspirada y se dilata deliciosamente. Cuando un poco de viento se desliza sobre su umbral, la sensación se amplifica: los labios mayores me parecen aún mas grandes, impregnados del aire que los roza. Mas adelante, y con mas pormenores, hablaré de